Debemos precisar que, la lógica de funcionamiento de
las empresas es diferente a la lógica de la política. Es decir, el mercado
electoral es distinto al mercado comercial, ya que el político responde a otro
tipo de estímulos (aceptación popular y posición política).
El proceso de intercambio también es diferente (se
cambian apoyos o votos por programas de gobiernos o expectativas de
mejoramiento público) y los actores involucrados en el proceso responden a
motivaciones también distintas (empleo, salario versus militancia).
En segundo lugar, la política entendida, como el arte
de influir en las decisiones públicas, es un campo mucho más complejo, dinámico
e incierto que el comercial, que responde a principios y leyes un poco más
estables y predecibles.
Por último, la mercadotecnia comercial fomenta el intercambio de objetos, valores o servicios, mientras que la política busca el intercambio de ideas, proyectos y simpatías personales o colectivas. La definición de Francisco Javier Barranco es un poco más acertada y acorde al planteamiento de la disciplina como campo específico y autónomo del saber político. Sin embargo, también tiene sus limitaciones.
En
primer lugar, lo define como un conjunto de técnicas para satisfacer las
necesidades que se presentan en el mercado electoral. Sin embargo, la
mercadotecnia política no comprende sólo las cuestiones técnicas sino, y sobre
todo, una serie de estrategias y acciones ligadas a los fenómenos de
comunicación política, la construcción de imagen, el trabajo proselitista y el
estudio del mercado político.
La mercadotecnia política tampoco se reduce a establecer un programa ideológico ni a proponer candidatos para tratar de solucionar las necesidades que se presentan en el mercado electoral, la mercadotecnia política, en su acepción amplia es una disciplina que no se limita a los procesos electorales, sino que también es una herramienta que puede ser utilizada en procesos de legitimización política. Algunas definiciones son imprecisas en la medida en que sólo consideran, el aspecto promocional de esta disciplina, omitiendo campos de acción como los estudios de mercado, la planeación estratégica de campañas y las actividades de proselitismo electoral, entre otras.
Por su parte, Patricia Gudiño, Arturo Sánchez y Alejandro Morales también ponen el énfasis sólo en el aspecto de comunicación, aunque, de manera acertada, introducen el aspecto de la búsqueda de la credibilidad y legitimación social como parte sustancial de los objetivos de la mercadotecnia.
La mercadotecnia política es una disciplina que se encarga del estudio de los fenómenos relacionados con:
El estudio del mercado político.
Los procesos de comunicación y legitimidad.
Las estrategias proselitistas y
El proceso de intercambio entre elites políticas y ciudadanos en momentos electorales.
Su
naturaleza epistemológica
La mercadotecnia política es una disciplina todavía necesitada de una mejor justificación y de marcos teóricos y metodológicos propios ya que por su juventud presenta vacíos y limitaciones propias de un campo del saber naciente. Su ubicación disciplinar y naturaleza cognitiva también es motivo de controversia y le dan interpretaciones distintas los diversos estudiosos de los fenómenos sociopolíticos.
A esta disciplina se le cataloga como arte porque implica virtud,
destreza, poder, eficacia y habilidad en la manufactura de programas
propagandísticos y planes de campaña, entre otras actividades.
Como tecnología, la mercadotecnia proporciona a la sociedad política
herramientas y conocimientos útiles para el estudio y la percepción del mercado
político, en el diseño de planes de campaña y proyectos propagandísticos, de
manufactura de programas proselitistas y mejoramiento de la imagen de hombres
de estado, políticos, líderes y actores sociales.
La mercadotecnia política se auxilia de otras tecnologías de vanguardia,
las que utiliza como son la radio, la televisión, programas de cómputo,
Internet, la imprenta, el diseño gráfico y la fotografía. Estos medios, a su
vez, complementan a la nueva disciplina, ya que sin ellos el desarrollo de la
mercadotecnia sería muy limitado. Es decir, la mercadotecnia está ligada al
desarrollo de otras tecnologías que, al usarse de manera intensiva, le dan su
forma y peso específico como disciplina.
Como ciencia, la mercadotecnia política designa un conocimiento, busca la
verdad con rigor y objetividad. En este sentido, presenta elementos
científicos, en tanto que la ciencia es un proceso de averiguación, un
procedimiento para hacer preguntas, resolver problemas y desarrollar métodos
más eficaces y modernos.
De esta manera, podemos afirmar que la mercadotecnia política es un cuerpo de conocimientos sobre el proceso de intercambio político y de legitimización de las elites en momentos coyunturales. Como disciplina, sus conocimientos están en constante renovación y actualización, desechando esquemas, técnicas y métodos rebasados y construyendo continuamente nuevas pautas del entendimiento sociopolítico.
El marketing político tiene utilidad, en cuanto al esfuerzo que se
efectúa para la obtención y retención del poder en diversos tipos de
organizaciones gubernamentales y no gubernamentales y se aplica a nivel gobierno Nacional, Regional y Municipal. Por ejemplo en:
Los partidos políticos: Grupos internos que desean
ocupar la dirigencia partidaria, lo cual representa poder.
Las iglesias: En los procesos selección,
elección o nombramiento de los jerarcas religiosos.
Las organizaciones
gremiales: En
las cuales la dirigencia se elige mediante el voto de los afiliados, las
alianzas y promoción suelen utilizarse en el logro de cargos de dirigencia y
representación.
En el ámbito público
En estos espacios, el marketing político, puede cumplir dos fines:
Marketing político electoral: Para lograr ganar en una campaña política.
Marketing político de gobierno: Para informar, estimular y transmitir mensajes desde la autoridad gubernamental hacia los gobernados. Los mensajes emitidos procuran obtener espacios de poder o bien responder a determinadas demandas político sociales o ideológicas.
La aplicación del marketing político ha adquirido relevancia en la escena política, al tiempo que desarrolla y perfecciona sus técnicas.
Un nuevo poder en la política
Es la mercadotecnia que realizan las organizaciones políticas y los poderes públicos para influir en el comportamiento de los ciudadanos y así conseguir sus fines. Por tanto, “el marketing político es el conjunto de técnicas de investigación, planificación, desarrollo y comunicación que se utilizan en el diseño y ejecución de acciones estratégicas y tácticas a lo largo de una campaña política”.
Es un conjunto de elementos y procesos enfocados a dos propósitos:
1. El conocimiento y el reconocimiento de las características y necesidades
de un mercado electoral determinado.
2. La obtención o la retención del poder por la vía electoral.
Características
Es una herramienta poderosa que apoya a los
individuos, partidos o grupos políticos en la promoción de sus propuestas e
imagen ante la población.
Es útil para promover y encaminar la participación de
la ciudadanía en la elección de una opción de gobierno en relación a sus
necesidades.
Permiten conocer el perfil y plataforma del candidato.
Puede utilizarse para generar información o para
manipular, desinformar y controlar a individuos que integran un grupo social.
Marketing
Político Gubernamental
Dentro del marketing político no electoral se incluye
al conjunto de técnicas de investigación, planificación, administración
pública, gestión social y comunicación que se utilizan en el diseño y ejecución
de acciones estratégicas y tácticas a lo largo de una campaña de imagen
política para la difusión del buen desempeño de instituciones o gobernantes.
Comprende una serie de acciones estructuradas
dirigidas hacia la población con el propósito de aumentar o mantener el apoyo
popular hacia las acciones de gobierno. Sus fines son:
Reforzar, comunicar o legitimar decisiones de entes
públicos.
Valorar el efecto o grado de aceptación social, a la
ejecución de los planes y programas de gobierno.
Evaluar el impacto y el índice de satisfacción o
insatisfacción de los resultados de gobierno, para poder replantearlos si fuera
el caso.